jueves, 10 de septiembre de 2015

EL EMPUÑAMIENTO DEL ARMA CORTA

EL EMPUÑAMIENTO DEL ARMA CORTA

Vamos a empezar esta sección práctica de arma corta con algo tan elemental como decisivo para la precisión del disparo: El empuñamiento del arma.

Muchas de las cosas que vais a leer os sonaran, pero debéis recordar siempre que el que te suenen no quiere decir que sepas hacerlas. La única manera de aprender algo es practicando.

Todos estamos de acuerdo en que del empuñamiento del arma va a depender en gran medida el resultado del disparo.

También creo que estarnos de acuerdo en que no hay una única manera de empuñar el arma y conseguir buenos resultados, lo vual es fácil de comprobar cuando ves a diferentes expertos tiradores conseguir increíbles agrupaciones con diferentes empuñamientos.

Así que lo primero es dejar claro que el siguiente artículo no pretende crear un “dogma” de obligado cumplimiento, sino, más bien, ser una serie de consejos generales que nos ayuden a mejorar nuestros resultados en el campo de tiro.

Para ello voy a ir paso a paso.

1º El empuñamiento comienza a la hora de asir el arma en su funda. (Existen fundas que pueden entorpecer un correcto agarre del arma, pero lo veremos más adelante cuando hablemos de ellas). No desenfundéis de cualquier manera para luego acomodar el arma en vuestra mano. Si hacéis eso estaréis realizando un movimiento extra y consumiendo más tiempo, y si no lo hacéis trasladaréis los errores de un mal empuñamiento al disparo, obteniendo una menor precisión  y consistencia en el tiro. Así que a partir de ahora, nos acostumbraremos a empuñar el arma “bien” desde el momento del desenfunde.

2º La pistola se agarra de forma firme, pero sin hacer tanta fuerza que produzca tensión (y cansancio en poco tiempo) en la mano. Debe agarrarse (y esto es lo más importante), lo más Alta posible.

Para ello, si dispone de “rabera” pegaremos la mano a ella todo lo que podamos.

Explico el porqué: Cuando más alto tentamos la mano, más se encontrará en línea con el cañón (lo que favorecerá la precisión instintiva), y con la acción de la corredera (lo que facilitará el control del cabeceo durante el retroceso de la corredera y el control del retroceso).

La pistola debe ser una prolongación del antebrazo, centrada entre el pulgar y el índice. No debe haber hueco entre la mano y la empuñadura.

3º Los Dedos:

No hagáis presión con el dedo índice, ya que si lo hacéis, al introducirlo en el guardamonte para accionar el disparador modificaréis la línea de tiro. Éste debe quedar libre para accionar el disparador sin trasladar su movimiento a la pistola.
 
Ejemplos de mal empuñamiento al no estar alineados el cañón y la línea del antebrazo.

Buen empuñamiento…. (Que no perfecto jeje).

El dedo corazón (el de en medio), agarrará la empuñadura manteniendo contacto con la parte inferior del guardamonte.

Respecto al dedo pulgar, aquí hay dos escuelas o estilos:

1º Con el dedo pulgar doblado (la clásica),




2º O extendido por encima de la aleta de seguro (de haberla como en las pistolas tipo colt 1911, CZ 75, etc), o siguiendo la parte más alta del armazón, paralelo a la corredera.



 ¿Cuál es mejor? Esto lo dejo para los debates entre expertos. Lo que yo he podido comprobar es que las dos son igual de eficaces, por lo que recomiendo que se use aquella que nos sea más natural o nos vaya mejor. Eso sí, en el caso de usar la segunda, procurar no realizar demasiada fuerza con el pulgar de la mano débil o desviaréis el disparo a la derecha.

Personalmente uso el segundo método, no porque lo considere mejor, sino porque así utilizo el pulgar para “señalar” el objetivo en tiro instintivo. Además, vengo un poco condicionado al utilizar durante bastante tiempo una copia de la Colt 1911 dónde dejaba apoyado el pulgar en la aleta del seguro al desactivarlo, quedando ya en dicha posición, lo que me venía muy bien…igual de mal que me viene ahora a la hora de usar la Beretta 92.

Respecto al dedo índice (el que aprieta el disparador), como dije, debe estar lo más libre de contacto con la empuñadura que se pueda para que al accionarlo, no se transfiera su movimiento a la empuñadura y erremos el disparo.



A la hora de introducir el dedo en disparador, casi todos habréis escuchado que lo ideal es apretar el disparador con la yema del dedo, pues bien, esto no es igual para todo el mundo, dado que no todo el mundo tiene el mismo tamaño de manos ni la misma longitud de dedos,… ni siquiera la misma pistola (recordar que las hay con la empuñadura sensiblemente más ancha que otras).

A modo de ejemplo, en mi anterior pistola, que disponía de cargador mono hilera, me veía obligado a introducir el dedo hasta la primera falange del dedo índice (y eso que le incorporé una funda de goma a la empuñadura para hacerla más ancha), ya que de intentar apretar el disparador con la yema, la posición hubiera sido tan forzada que hubiera desviado el disparo sin dudarlo hacía la izquierda.

Sin embargo, ahora que manejo una pistola con cargador de doble hilera no tengo dicho problema pudiendo apretar el disparador cómodamente con la yema del dedo…. (Aunque por costumbre, ya siga haciéndolo con la falange ).

Con esto quiero decir que es mucho más importante el control sobre el disparador que el “con qué” se ejerce dicho control. Probar y adaptaros a vuestra herramienta de servicio.


Dedo introducido hasta la primera falange.



Apretando con la punta del dedo posiblemente desviará el disparo hacía la izquierda.



Apretar el disparador con la mitad de la yema suele ser la mejor opción.

Este sería el empuñamiento a una mano, el cual, aunque no sea la forma habitual de utilizar la pistola, debemos practicar habitualmente, ya que son muchas las situaciones en las que podemos vernos obligados a usar una sola mano para disparar (mano débil herida, alumbrando con linterna, manejando objetos, apoyos, etc.)

Empuñamiento a dos manos:

Esta será la manera habitual de dispara ya que resulta mucho más precisa que a una mano.

Como muchos ya sabréis, (pero que tengo que repetir), la mano débil debe “cubrir los huecos” dejados por la mano fuerte. Cuanta más superficie de vuestra mano débil se encuentre en contacto con la pistola, más control podréis ejercer sobre ella.

Respecto a la colocación del dedo índice de la mano débil también existen varias escuelas o estilos y os digo lo mismo que os dije antes “si te funciona…bien”.

Hay quien lo coloca en el frontal del arco guardamonte, el cual, en muchos modelos viene recto y con dibujo para proporcionar apoyo al dedo índice y evitar que resbale. Pero también es cierto que no todas las pistolas tienen el mismo tamaño de arco guardamontes o, que incluso algunas lo tienen redondeado ya que no han considerado si quiere este tipo de empuñamiento.




En cualquier caso, estamos hablando del arma de servicio, y no recuerdo ninguna que no lo tenga preparado para esto. Además, siendo realistas, no vamos a cambiar a diario de arma. Así que quien esté acostumbrado a ello y le dé buen resultado que siga con ello, eso sí, estar atentos a no realizar demasiada presión en el guardamontes que desviaría mucho el disparo.

La presión de las dos manos debe ser la misma y constante durante todo el proceso.

En cuanto a la colocación del pulgar de la mano débil, vuelvo otra vez a la misma canción. Hay quien prefiere tenerlo recogido y quien prefiere colocarlo a lo largo del armazón para usarlo como “guía”. En el segundo caso, si bien es cierto que se aumenta la superficie en contacto con el arma, debéis tener cuidado de no realizar demasiada presión con él para no desviar el tiro a la derecha.

(Personalmente tengo la costumbre de “sacar” hacía delante el pulgar de la mano débil de forma que ésta queda girada unos 45º hacía abajo, en lugar de paralela al suelo que es lo normal. No puedo daros una explicación físiológica del porqué, pero sí que llegué a dicha posición a base de experimentar y que es la que mejor resultado me ha dado).


Dedo pulgar colocado paralelo al armazón.
(Podéis notar la inclinación de los nudillos de la mano de apoyo).

(Ojo que hay modelos de pistolas dónde  utilizando esta técnica el pulgar recaerá en la retenida de la corredera por lo que debéis tener cuidado de no accionarla o cuando vaciéis el cargador, la corredera no quedará atrás).

Dedo pulgar recogido.

Un artículo de José. A. Blanco. R.

martes, 17 de marzo de 2015

MITOS vs REALIDAD

MITOS VS REALIDAD DE LAS ACTUACIONES ARMADAS:


El siguiente artículo está basado en el informe que hizo el equipo de investigación interagencia de Lane Countysobre el uso de la fuerza letal y que se puede consultar en el siguiente enlace:

Todos nos lo pasamos muy bien viendo películas de acción, pero también hay que reconocer que han hecho mucho daño a nuestra profesión inculcando diversos mitos en el inconsciente colectivo del espectador que hace que se nos juzgue, no en función de la realidad, sino en función de las mentiras aprendidas en la gran y pequeña pantalla.

Creo que es imperante para poder desempeñar nuestra labor policial concienciar a aquellos que tienen poder para juzgar nuestros actos, ya sea penalmente (jueces y fiscales) o públicamente (medios de comunicación) sobre la realidad de nuestro trabajo y, desterrar de una vez por todas, esas falsas creencias que nos perjudican enormemente.

En esta generación, pocos son los que no han crecido delante de la pequeña pantalla. Desde pequeños hemos visto como los buenos raramente fallan un solo disparo sin importar las circunstancias en las que estuvieran envueltos  (ya estuvieran heridos o en lo alto de un tren en marcha). Ellos son capaces de desarmar al asaltante que empuña un cuchillo sin producirle un solo rasguño y sin herir a nadie, y de cientos de cosas mas…¡y sin despeinarse!

Aunque todo el mundo sabe que son películas, no dejan de generar unas expectativas en el espectador que influyen en nuestra percepción de los enfrentamientos de la policía en el mundo real y, muchas veces, son el baremo por el que se les juzgan, lo que es, a todas luces, totalmente injusto.

Citaré varias partes del artículo original, e incluiré comentarios propios para adaptarlo a nuestra realidad:


El Uso de la Fuerza Letal por la Policía


He aquí algunos de los más comunes malentendidos y mitos relacionados con el uso de la fuerza letal por la policía.

El tiempo juega a favor de los buenos, ¿verdad?

En la vida real, los agentes deben reaccionar ante agresores que no conocen y no saben cómo van a actuar. Deben evaluar la situación y deducir sus intenciones partiendo de las acciones que ya han realizado, lo que quiere decir, que siempre actúan en modo “reacción” (para entendernos, “a remolque” de las acciones del agresor), con la pérdida de iniciativa que conlleva, además de unos valiosos y decisivos segundos.

Repito; mientras que el agresor conoce sus propias intenciones y se limita a actuar, imponiendo el ritmo del enfrentamiento. El agente debe:

- Deducir las intenciones del agresor y la naturaleza de la amenaza.

- Controlar el entorno y el riesgo potencial para cualquier transeúnte.

- Valorar su reacción manteniendo un equilibrio entre el riesgo y beneficio potencial.

- … Y lamentablemente en este país:

- Hacer balance entre su seguridad personal o las posibles consecuencias legales por parte de sus superiores, la justicia o la opinión pública.


- Y por supuesto, todo esto, en un clima de estrés, muchas veces con gritos, amenazas, familiares o amigos con ganas de ayudar interponiéndose en medio, vecinos subiéndolo todo a youtube, etc.


Están preparados para este tipo de cosas, ¿verdad?

Pues NO. Ojala fuera así, Ojala todos los agentes tuvieran un adiestramiento completo y real, pero no es así.

La triste realidad, es que la inmensa mayoría de las veces, el agresor está mejor preparado que los agentes que tienen que enfrentarse a él.

Resulta bastante complicado poder asistir a un gimnasio de defensa policial o artes marciales de forma asidua con un turno de trabajo rotativo que, además, te deja destrozado. (Por favor, que nadie me diga que es mentira y que, como mínimo se puede asistir una vez a la semana a una escuela de artes marciales, porque cualquiera que haya entrenado en serio, sabe que eso es del todo insuficiente).

Además. Las academias de los diferentes cuerpos de seguridad conservan programas de entrenamiento o bien desfasados, o bien claramente insuficientes en cuanto al tiempo empleado en el adiestramiento.

Resumiendo: Últimamente, la mayoría de agresores a los que nos enfrentamos tienen cinturón verde de full contac, etc, o más. La mayoría de agentes sólo tienen un cinturón…de cuero.


¿Por qué el policía no convenció simplemente al agresor para que se rindiera?

Esta es una pregunta particularmente habitual cuando posteriormente se descubre que el agresor sufría algún tipo de problema o se encontraba trastornado por algún motivo. Como sociedad sentimos compasión o preocupación por aquellos mentalmente trastornados o con problemas. Incluso puede que queramos intervenir para ayudarles, o “concederles el beneficio de la duda” cuando se comportan erráticamente, pero tales condiciones no convierten a un agresor en inofensivo. De hecho, podría decirse que cualquier influencia que haga a un agresor más volátil y menos predecible lo convierte en más peligroso. Asimismo, las drogas o los trastornos mentales pueden hacer que una persona adquiera una fuerza extraordinaria o que sea totalmente reacia a comunicarse o seguir instrucciones. En algunos casos, un agresor muy drogado puede llegar a inhibirse de todo dolor hasta tal punto que las armas no letales resulten totalmente ineficaces para detener su agresión violenta. En cada caso, la respuesta de un policía debe basarse en la acciones del agresor y el contexto en el que éstas tienen lugar.


Una vez que se avisa a la policía para que responda a una amenaza, su trabajo consiste en garantizar la seguridad ciudadana, su propia seguridad y, si es posible, la seguridad del agresor. En última instancia el ritmo y el resultado están bajo el control del agresor.


Tan sólo era un cuchillo y el policía tenía una pistola. ¿Por qué el policía no desarmó simplemente al sujeto?
Un cuchillo o un arma blanca fácilmente puede matar o herir gravemente. (“Os remito a mi artículo sobre Arma Blanca o Arma de fuego: ¿Cuál es más letal?   http://cetapo.blogspot.com.es/2015/03/arma-blanca-vs-arma-de-fuego-cual-es.html ”) La respuesta adecuada ante una fuerza letal es otra fuerza que pueda detener inmediatamente la capacidad del agresor para inflingir la muerte o heridas graves. Necesita menos tiempo una persona armada con un cuchillo para atacar a un policía que se encuentre a 10 metros de distancia que el que necesitaría el policía para reconocer la amenaza, extraer su arma y defenderse. Generalmente los sprays de pimienta o las defensas (rígida o extensible) no resultan una buena alternativa frente a un arma blanca. Dependiendo de la situación, de la posición y las acciones del agresor y de la presencia de otros policías que apoyen con la fuerza letal, un Taser podría no ser tampoco una buena opción. En la mayoría de los casos, a no ser que existan factores atenuantes, el empleo de estas armas sería inapropiado y expondría a ciudadanos y policías a un mayor peligro. En las películas parece sencillo arrebatarle un chuchillo a un asaltante. Pero en la vida real desarmar a una persona constituye una táctica extremadamente peligrosa que supone injustificadamente un riesgo muy alto de sufrir daños.


¿Por qué no utilizan proyectiles no letales? (por ejemplo, postas de goma con una escopeta)

Los proyectiles no letales no pueden incapacitar a un sujeto que plantee una seria amenaza para infligir heridas graves o incluso la muerte. En algunos casos los proyectiles no letales únicamente asustan, distraen o generan cierto dolor para parar momentáneamente a un sujeto. Además, debido a que ocasionalmente resulta ineficaz para parar a una amenaza, la fuerza no letal requiere que un segundo policía apoye la acción con la fuerza letal de su arma de fuego. Si el uso de la fuerza no letal no tiene el efecto esperado y el agresor constituye una amenaza inminente para infligir heridas graves o la muerte, entonces el policía que apoya la acción puede verse obligado a aplicar la fuerza letal. (“Eso sí, después de haber perdido unos valiosos segundos utilizando el arma no letal, con lo que quizás, entonces, ya sea demasiado tarde”).


¿Por qué no le dispara al agresor simplemente en la pistola o en el cuchillo para arrebatárselos de la mano? ¿Por qué no dispara al sujeto sólo para herirlo?

Un arma de fuego es un instrumento para ejercer la fuerza letal. Cualquier intento de utilizarla como fuerza no letal va en contra del propósito de un arma de fuego. Existen instrumentos no letales, tales como municiones de impacto de largo alcance (postas de goma) o el TASER, que pueden utilizarse en el caso que el uso de la fuerza no letal resulte apropiado.

Es importante destacar que los policías no disparan para matar. Disparan sobre el “centro de masas” para parar a la amenaza inmediata que supone el agresor. Apuntan sobre el centro de masas -el centro de la zona expuesta visible más grande del agresor- porque supone la mayor probabilidad de impacto. Lo cual es fundamental porque el policía está reaccionando ante el estrés de un enfrentamiento con fuerza letal y tanto el policía como el agresor-blanco pueden estar moviéndose. La policía dispara para parar; apuntar al centro de masas incrementa la probabilidad de impactar y parar al agresor que le amenaza.

La probabilidad de acertar sobre un blanco pequeño que se mueve rápidamente, tal como un pie o una mano, es tremendamente reducida. Las manos y los brazos pueden moverse muy rápido: según el Centro de Investigación de Ciencia de la Fuerza [Force Science Research Center], primera autoridad mundial en el estudio del uso de la fuerza letal, “Como término medio un sospechoso puede mover su mano y antebrazo hasta un ángulo de 90º en 12 centésimas de segundo. Puede mover su mano desde la cadera hasta la altura de los hombros en 18 centésimas de segundo. Un policía medio que presione el disparador tan rápido como pueda en una Glock, una de las pistolas semiautomáticas con el ciclo de disparo más rápido, necesita 25 centésimas de segundo para realizar cada disparo. No hay forma de que un policía pueda reaccionar, seguir, disparar e impactar con certeza sobre el antebrazo de un sospechoso amenazante o sobre el arma que se encuentra en la mano de un sospechoso en los lapsos de tiempo disponibles. Incluso si el sospechoso mantiene su brazo inmóvil durante medio segundo o más, un impacto certero resultaría altamente improbable, y en un enfrentamiento el sospechoso y su arma rara vez permanecen estacionarios. Además, el propio policía puede estarse moviendo mientras dispara. Los brazos se mueven más lentamente que los antebrazos y las manos. Pero al disparar a los brazos existe una mayor probabilidad de impactar sobre la arteria braquial o el centro de masas del sospechoso, zonas con una alta probabilidad de resultar mortales.” “Inicialmente las piernas tienden a moverse más despacio que los brazos y a mantenerse en posiciones más estáticas. Sin embargo, las zonas del abdomen y del muslo están muy vascularizadas. Un sospechoso que reciba un impacto en estas zonas puede desangrarse en cuestión de segundos si se ve afectada una de las principales arterias, por lo que disparar sólo para herir puede no suponer sólo herir. Por otra parte, si un policía se las arregla para acertar en las piernas de un sospechoso sin matarlo, el delincuente aún tendría las manos libres para disparar. Su capacidad para amenazar la vida no ha cesado necesariamente.”


Si al sospechoso le dispararon en la espalda es porque estaba escapando, ¿verdad? ¿Por qué le dispararon tantas veces? ¿Por qué la policía continuaba realizando disparos “extra” incluso después de haber cesado la amenaza?

El agresor que constituya un amenaza que se presente frente a frente un policía puede acabar fácilmente con un disparo en la espalda porque siendo una amenaza peligrosa/letal el policía decide que es necesario disparar, esta decisión se comunica a su cuerpo y se presiona el disparador en la misma fracción de segundo en la que el agresor se da la vuelta. Para mayor información consultar http://www.forcescience.org/articles/shotinback.pdf.

Un agresor puede recibir varios disparos y continuar atacando a su víctima prevista hasta acabar con su vida, todo ello antes que sus heridas le obliguen a detenerse. Un agresor puede soportar múltiples heridas mortales sobre la cabeza, el torso y otras partes del cuerpo y aún así puede continuar moviéndose y ser letal durante un periodo de tiempo considerable. La influencia de las drogas o un estado mental alterado pueden hacer que un agresor sea menos sensible a los efectos inmediatos de los disparos y los policías son adiestramos para disparar hasta que se haya detenido la amenaza. Si no aprecian reacción alguna y la amenaza persiste los policías continuarán disparando. Con una cadencia tal como cuatro disparos por segundo, un agresor puede recibir varios disparos antes de detener su agresión. Si al mismo tiempo deciden hacer uso de la fuerza letal más de un policía, la amenaza puede recibir todavía más disparos antes de detenerse.


Una secuencia de vídeo grabada por la cámara de un policía o la de un transeúnte explicará la historia completa de los hechos, ¿verdad?

Aunque los vídeos sobre el uso de la fuerza por parte de la policía pueden resultar de gran ayuda, no explican la historia completa de los hechos, porque se trata de una grabación bidimensional de unos hechos que suceden en tres dimensiones: las imágenes son tomadas desde una única perspectiva que normalmente ni siquiera es la del propio policía. Si se trata de un enfrentamiento deportivo, como puede ser un partido de fútbol o de tenis, los árbitros visualizan una y otra vez las secuencias de vídeo tomadas desde muchos ángulos diferentes antes de tomar su decisión final sobre si la pelota estaba “dentro” o “fuera”. Asimismo, a menudo las videocámaras sólo graban parte de la secuencia de los hechos y existen una serie de limitaciones derivadas de sus propias características técnicas. Algunas cámaras se activan por el movimiento antes de empezar a grabar. Otras pueden llegar incluso a tergiversar la acción al grabar las imágenes a una cadencia demasiado lenta tal como 10 fotogramas por segundo. Observa el ejemplo siguiente en el que se graba el mismo enfrentamiento con armas de fuego con la policía desde dos cámaras en el salpicadero de los vehículos con perspectivas muy diferentes. La segunda cámara confirmó la descripción de los hechos de la policía.

Toda persona ha de hacerse responsable de las decisiones que tome bajo las circunstancias específicas en las que se vea obligado a tomarlas. Por esta razón, el uso de la fuerza por parte de un policía debe ser juzgado desde la propia perspectiva del policía en el preciso momento y lugar en el que decidió hacer uso de la fuerza, contando con el beneficio de disponer de toda la información que tenía el policía en el momento en el que tuvo que tomar tal decisión. Para hacer esto correctamente han de considerarse todos los hechos que conocía el policía en aquel momento. Los vídeos pueden ayudar en este análisis de los hechos, pero no pueden reemplazar un análisis más completo en el que se consideren todas las demás evidencias disponibles para el policía en el momento en el que tuvo lugar el incidente.


¿Qué sucede tras un enfrentamiento con armas de fuego?

En un esfuerzo por facilitar respuestas más previsibles, uniformes y transparentes ante un enfrentamiento con armas de fuego en el que intervenga un policía, la Asamblea Legislativa de Oregon aprobó la propuesta de ley del Senado 111 [Senate Bill 111] en 2007. La SB-111 exigía que cada condado desarrollara un marco de actuación y un plan definiendo políticas y procedimientos relativos a la investigación sobre el uso de la fuerza letal. Estos planes fueron desarrollados condado por condado, aprobados por los equipos de gobierno locales dentro de cada condado y a continuación elevados al Fiscal General de Oregon para su revisión y aprobación. El plan del condado de Lane [Lane County], en cumplimiento de la SB-111, fue uno de los primeros en desarrollarse y fue aprobado de forma generalizada de forma que muchos otros condados utilizaron el plan de Lane County como modelo para crear los suyos propios. El plan de Lane County y el “IDFIT” (Interagency Deadly Force Investigation Team) [Equipo de Investigación Interagencia sobre el uso de la Fuerza Letal] se han utilizado en numerosas ocasiones desde que fue aprobado el plan a principios de 2008. Para más información: http://www.lanecounty.org/Departments/Sheriff/Documents/SB111WebReady.pdf.



Como veis, da igual la distancia, el trabajo policial es el mismo tanto aquí como en EEUU. No hay tantas diferencias como hemos pensado hasta ahora. Y las conclusiones expuestas en este artículo son perfectamente aplicables a nuestra realidad. Ahora es trabajo nuestro que estudios como este tengan la divulgación que se merecen.




José. A. Blanco. R.

LAS CONDICIONES DE PORTE DEL ARMA


LAS CONDICIONES DE PORTE DEL ARMA

En algunos artículos leeréis cobre la distintas formas de portar el arma de servicio refiriéndose a ello, como “Condición” del arma.

La Condición del porte del arma, se refiere al estado en el cual dejamos preparada el arma para su porte durante el servicio.

Si bien, los distintos cuerpos policiales tienen diversos protocolos respecto al porte del arma de servicio por sus miembros, cabe señalar, que al final (como siempre) el último responsable del uso del arma es el agente en cuestión.  Por ello, debemos tener claro que, aunque existan “recomendaciones” al respecto, no se puede condicionar a los agentes respecto a la condición en la que porten su arma de servicio.
Desde hace años, existe una división respecto a la forma de portar el arma de fuego que señala cuatro maneras o condiciones

1º Condición Uno:

-  Pistola Semiautomática con cartucho en recámara.

- Amartillada y con seguro puesto.
Me refiero al Seguro externo. Si la pistola dispone de seguro interno de aguja percutora mucho mejor. Pero no me refiero a ese.

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2º Condición Dos:

-          Revolver o Pistola de Doble Acción con cartucho en la recámara. y martillo abatido.
-          Seguros manuales activados o desactivados.

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3º Condición Tres:

-          Pistola Semiautomática sin cartucho en recámara.
-          Martillo abatido y seguros activados o desactivados.

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 Condición Cuatro:

-          Revolver o pistola semiautomática con recámara vacía y sin cargador.
-          Martillo abatido y seguros desactivados

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COMENTARIOS:

Bien, las siguientes apreciaciones sobre cada Condición son personales, y por lo tanto, ni sientan cátedra ni necesariamente tienen que estar en lo cierto.

A muchos os sonará la condición TRES, (Sin cartucho en recámara y con seguro desactivado) ya que es la manera “oficial” de llevar el arma en uno de los dos grandes cuerpos policiales de España.(El otro Gran cuerpo policial de este país se lleva las manos a la cabeza la primera vez que se enteran).

A esta condición, por más que la miro, no le veo ninguna ventaja pero si muchas desventajas entre las que están las siguientes:

- Necesidad de montar el arma lo que conlleva:
            - Pérdida de tiempo.
            - Usar las dos manos.
            - Según el arma que manipulemos, posibilidad de activar accidentalmente el seguro sin darnos cuenta dejando el arma no lista para el disparo (Cualquier miembro de ese cuerpo policial sabe perfectamente a lo que me refiero).

- Estrés tensional: Tras montar la corredera el disparador queda en Simple Acción, lo que significa que hace falta muy poca fuerza para provocar el disparo (unos 2kg de presión). Las prisas por montar el arma en una situación de peligro, unido a la fuerza que hay que realizar para montarla provocan una situación de tensión  muscular en las manos y brazos que hacen más fácil el accionar accidentalmente el disparador con el consiguiente peligro.

- Dificulta la adopción de una postura correcta de tiro: El movimiento de montar el arma, tanto si se hace en el lateral fuerte como en el centro del cuerpo, condiciona durante el proceso la postura de tiro que queramos adoptar.

La tan usada excusa de que el ruido del arma al ser montada es capaz de detener al agresor no se ve respaldad por ningún ejemplo real, mas bien al contrario. ¿Cuándo ha detenido eso a un agresor sobre el que estuviera motivado el uso del arma de fuego? Nunca.

Por ello considero que la condición TRES NO es adecuada para el servicio policial reduciendo notablemente las posibilidades del agente de policía. Sobre todo cuando existen armas muy seguras de portar en la condición que considero más adecuada….

La Condición DOS:

En las pistolas de Doble Acción, el recorrido del disparador es tan largo y duro (unos 4kg de presión) que es muy difícil accionar el disparador por error, siendo seguro su porte en esta condición. Sin embargo, el ahorro de tiempo al no tener que montar el arma, respecto a la condición TRES es más que palpable, además de dejar la otra mano libre para cualquier cosa (Alumbrar, protegernos, etc.).

Respecto a si portar el seguro activado o no en esta condición. En mi opinión depende tanto del modelo del arma que portemos como de nuestro entrenamiento. Me explico:

Hay modelos de pistolas dónde la desactivación del seguro manual se hace de forma fácil e instintiva. (Como en las CZ75 y derivados por ejemplo) mientras que en otras requieren un movimiento antinatural (Beretta 92 por ejemplo). En las primeras recomendaría llevar el seguro puesto y desactivarlo al empuñar el arma, en las segundas, todo lo contrario.

En cuanto a las pistolas de aguja lanzada, etc. Que no funcionan exactamente como Doble Acción (Safe Action, etc), también poseen una dureza que, aunque inferior a la doble acción, sigue siendo difícil de accionar accidentalmente. Por lo que sigo considerando adecuado su uso en esta condición.

Por supuesto, si no recomiendo la condición TRES, mucho menos podría recomendar para el servicio policial la Condición CUATRO. Está sólo es una condición de seguridad en la que portar el arma en una academia o entrenamiento en base que así lo requiera. En ningún caso es una condición operativa.

En cuanto a la Condición UNO, deriva de las pistolas semiautomáticas de Simple Acción. Los usuarios de estas (Algunos recordareis la Star BM, etc.). No tenían la posibilidad de la condición 2, así que la única forma de portar el arma inmediatamente disponible para el disparo era montada y con seguro puesto. Esto deja al arma en simple acción, con el peligro que representa de accionar el disparador accidentalmente por la poca presión que necesita para ello. Aunque a su favor, debo reconocer que con ellas, sólo debemos acostumbrarnos a dominar un tipo de recorrido de disparador (siempre en simple acción), al contrario que en las armas capaces de condición Dos, en las cuales debemos ser capaces de dominar el disparador primero en doble acción y los posteriores disparos en simple acción con la dificultad que representa.

Conclusión:

Actualmente las fuerzas policiales disponemos de múltiples modelos de pistolas semiautomáticas de dotación oficial. La mayoría de ellas son pistolas de simple/doble acción, aunque también hay unidades equipadas con pistolas con otros mecanismos como el Safe Action de las Glock. Por ello debo recomendar la condición DOS como la condición habitual de portar el arma durante el servicio ya que aprovecha las ventajas de este tipo de pistolas.

La condición Tres me parece una completa incongruencia. ¿Para qué adquirir pistolas de doble acción si sólo las vas a usar en simple acción? Para eso ¡Haber seguido con los modelos antiguos de simple acción! Es como comprar un ferrari y no pasar de primera.

José A. Blanco. R.





ARMA BLANCA VS ARMA DE FUEGO: ¿CUÁL ES MÁS PELIGROSA?

ARMA BLANCA VS ARMA DE FUEGO: ¿Cuál es más peligrosa? 1ª PARTE:

A lo largo de las diferentes conversaciones durante las horas de patrulla, me ha llamado mucho la atención que todos los compañeros se muestran preocupados por el tema de los enfrentamientos con delincuentes armados con armas de fuego, pero a penas ninguno, se preocupa de los delincuentes armados con armas blancas….y es curioso, ya que las armas blancas son, en la realidad, más peligrosas que las armas de fuego.

Si, he dicho bien, MÁS peligrosas. Antes de dejar este artículo os pido que lo leáis hasta el final, y si al hacerlo no habéis cambiado de opinión al respecto, por favor hacérmelo saber…quizás sea yo quién esté equivocado.

(Post: No quería extenderme mucho, pero tampoco quiero tratar por encima éste tema que parece fundamental para nuestro trabajo así que lo iré publicando en partes en lugar de en una sóla vez. Así que aquí tenéis la 1ª parte).

¿Por qué digo que las armas blancas son más peligrosas para el agente de las FCS? Voy a explicarlo por pasos:

1º ESTADÍSTICA:

            Puesto que en este País, aún no se publica un informe anual de agresiones a miembros de las FCS (ya les vale…) tengo que remitirme a los informes de acceso público de otros países como el LEOKA del año 2009 realizado por el FBI.

            En dicho estudio (que comentaré junto con varios mas en sucesivos artículos) se publican los siguientes datos:

- Estudio realizado entre 556.155 funcionarios hubo 57.268 asaltos (para nosotros “atentados contra agente de la autoridad”) de los cuales sufrieron lesiones el 26,2%.

- Entre los lesionados, el 27,65% lo fue por heridas “a puñetazos”; el 13,3% por armas blancas, y el 8,8% por armas de fuego. (¡ojo! Incluso en EEUU hay más lesiones por armas blancas que por armas de fuego).

- Conclusión: Los delincuentes fallaron mas manejando armas de fuego que armas blancas.


2º FRECUENCIA:

        Si bien, está aumentando el número de agresiones armadas con armas de fuego en este país, también es cierto que cualquier compañero que trabaje en la calle, estará harto de requisar armas blancas durante los cacheos e intervenciones del día a día. ¿Me equivoco?. Ya sea entre la ropa, en la guantera, maletero, mochilas, etc. Todos estamos familiarizados con ello.       

Evidentemente esto tiene un motivo lógico o más bien varias:

1º Accesibilidad: Cualquiera puede acceder a un arma blanca. No tiene más que ir a una ferretería, centro comercial, etc. Y saldrá con un verdadero arsenal por pocos euros.

2º Portabilidad: Esconder un arma blanca es muy fácil. Supongo que más de un compañero se ha quedado con la cara a cuadros después de que, tras un primer cacheo donde no se le encontró nada a un individuo, otro compañero en un cacheo posterior le encuentra una…o varias armas blancas escondidas entre la ropa. Ahora mismo recuerdo el caso de una persona a la que se le encontró entre el chándal; 1 cuchillo jamonero, 1 de cocina grande, 2 de cocina medianos, 1 pequeño y 1 pincho artesanal. Aún hoy me pregunto como se sentaba este hombre sin provocarse una desgracia….
Además, una vez en la mano, es relativamente fácil ocultar a la vista un arma blanca incluso siendo empuñada, mientras que resulta muy difícil hacer lo mismo con un arma de fuego, por pequeña que sea.

3º Pena legal: Portar un arma blanca de manera ilegal constituye una infracción a la ley Orgánica 1/92, mientras que portar un arma de fuego de manera ilegal constituye un Delito registrado en el Código Penal.

4º Amplitud: Cuando hablo de armas blancas, no sólo me refiero a cuchillos y navajas. También incluyo otras herramientas que, por sus características y accesibilidad pueden producir heridas letales y estar a disposición inmediata de cualquier persona como pueden ser: Tijeras, botellas rotas, destornilladores, etc.


3º NATURALIDAD

            A lo largo de la vida de una persona, es lo normal que no tenga nunca entre las manos un arma de fuego (salvo miembros del ejército, FCS, Vigilantes, etc), sin embargo, TODO el mundo, y desde muy temprana edad, tiene constantemente entre las manos un cuchillo. Ya sea para cocinar, para pelar cables, ir de acampada, etc. Por lo que su uso se nos hace natural desde muy jóvenes.

4º INSTINTO

            El acto, o el movimiento de apuñalar es instintivo en el ser humano. Lo llevamos impreso en los genes desde la era de las cavernas (como el lanzar una piedra o protegernos ante un ataque). Cualquier persona, y digo cualquiera, que no tenga problemas físicos, es capaz de utilizar letalmente un cuchillo sin demasiado esfuerzo. ¿Podemos decir lo mismo de un arma de fuego?... (¿Sobre todo aquellos que las usamos y vemos los resultados de un deficiente adiestramiento en las sesiones de tiro?). Por supuesto que no.

            Además, la distancia a la que se usa un arma blanca, es la de contacto físico, por lo que el tiempo de reacción es mínimo, y la letalidad máxima.

            Una persona que nunca haya usado una pistola, resultará más efectiva con un cuchillo.

5º INSTRUCCIÓN:

            La poca instrucción que reciben la mayoría de FCS está destinada principalmente al manejo del arma de fuego y a ciertas técnicas de cacheo, engrilletamiento, etc. Apenas hay unidades donde se practique la defensa ante agresiones con armas blancas…y aún menos, donde se practique de manera eficaz y realista.

            Este tema lo trataré mejor en la segunda parte de este artículo así que no voy a escribir nada más al respecto de momento.

Como demostración de lo que llevo escrito hasta el momento os pongo varios ejemplos reales extraídos del artículo escrito por el compañero ERNESTO PEREZ VERA y publicando en tirodefensivocampodegibraltar.es. Como con todos los artículos que el Sr. Pérez escribe, os animo a que lo leáis directamente en su blog.
Os dejo el enlace a su artículo:


“El 14 de septiembre de 2011, en Madrid, dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) estaban tratando de identificar a un nigeriano cuando este los atacó con un machete. Uno de los funcionarios resultó herido grave por cortes en la cabeza, un hombro y una escápula. Su compañera, una chica en prácticas, no fue lesiona pero sí desarmada: le fue arrebata su pistola. Posteriormente, otra pareja de policías se personó en el lugar para socorrer a sus compañeros y detener al agresor: también fueron heridos y desarmados (a uno de los policías le fue sustraída la pistola). Ambos fueron heridos en la cabeza por el machete que portaba el africano, y uno, además, en el hemitórax derecho. Para colmo el individuo los tiroteó con una de las armas. Por suerte llevaban chaleco de protección balística y los impactos fueron detenidos. Una tercera dotación consiguió apresar al individuo sin herirlo. Por cierto, los jefes políticos y policiales se vanagloriaron de la actuación porque el arrestado no fue herido a balazos.

No trascendió tanto, pero el 4 de agosto de 2010, en Burgos, un funcionario del CNP fue gravemente herido con un cuchillo. Las lesiones se produjeron en una muñeca y afectaron de modo muy grave a los tendones y a los nervios. La agresión se produjo en el interior de una vivienda en la que el policía se encontraba junto a otro agente. Habían acudido allí a requerimiento de la madre de quien finalizó cortando la extremidad al agente. El individuo, un español de cincuenta años de edad, atacó al policía con dos cuchillos (uno en cada mano) y nada pudo hacer para defenderse. Cuando realmente pudo reaccionar ya estaba herido, era tarde. Aunque disparó su arma una vez el proyectil no alcanzó a su objetivo. Al revés, rebotó y cerca estuvo de herir al otro actuante o a la requirente.

El 13 de febrero de 2009, también en Madrid, un ciudadano de Ghana hirió a un agente de la Policía Municipal y a otro del CNP. Los atacó con un cuchillo y les produjo lesiones en una mano al primero y en un hombro al segundo. Para colmo, mientras los dos funcionarios intentaban reducir al subsahariano, el agente estatal disparó su arma contra el asaltante impactando una bala en un pie del local. El sujeto solo fue arrestado cuando otro policía le disparó en una rodilla, pero aún así consiguió huir corriendo del lugar por espacio de bastantes metros.

En 1992, el agente de seguridad e instructor de defensa personal-policial Darren Laur, realizó un concienzudo trabajo sobre las reacciones de los policías atacados con armas blancas. Laur es funcionario de seguridad en Victoria, BC (Canadá). El trabajo consistió en analizar a ochenticinco agentes durante la requisa o cacheo de un calabozo. Todo lo que ocurría en la celda era filmado para su posterior visionado, estudio y análisis. Al preso —en realidad una persona que actuaba como tal— se le pidió que fingiera estar herido o enfermo, de modo que cuando el policía se aproximara para auxiliarlo fuese agredido con un cuchillo simulado. El arma tenía el filo de la hoja manchado con tiza, así que cuando fuese usado para cortar o clavar sobre el funcionario dejaría surcos o trazas en la ropa del agente: trayectorias de las imaginarias puñaladas. El agresor, para confundir y conseguir un mayor desorden emocional en el que se iba a convertir en su víctima, además de apuñalarla la insultaba y amenazaba con gritos. Ni que decir tiene que los policías no habían sido advertidos de que iban a ser asaltados.

El resultado del análisis de las grabaciones fue el que seguidamente se expone:

- 72 agentes, de un total de 85, no supieron que estaban siendo atacados con un arma blanca. Una vez acabado el trabajo, fueron invitados a localizar en sus prendas de vestir las trazas dejadas por la tiza que se había untando a la cuchilla del machete simulado.
- Mientras el asalto se estaba produciendo, solamente 10 agentes fueron conscientes de que estaban siendo apuñalados.
- Únicamente 3 funcionarios detectaron la presencia del arma en las manos del homicida antes de entrar en contacto con él.
- Se alcanzaron varias conclusiones: la mayoría de los policías fueron sorprendidos por el ataque y agacharon la cabeza a la par que la protegían por la zona del cuello. Para ello usaron ambas manos y brazos. Esta mayoría se abandonó ante su agresor, motivo por el que recibieron muchísimas cuchillas. No fueron capaces de actuar de modo reactivo o defensivo.

Los agentes que sí predijeron el ataque cuando éste se iniciaba, solamente tres, consiguieron bloquear la mano portadora del arma y comenzaron a golpear al hostil con sus rodillas y codos. En estos casos, lo más instintivo es huir hacia atrás para ganar distancia. El cerebro ordena poner distancia de por medio. Es algo que todo el mundo hace y que no se puede evitar. Pero no solamente nos echamos hacia atrás con el fin de ponérselo más difícil al otro. Al obtenerse esa distancia se capta más información sobre lo que está ocurriendo. Se amplía el campo de visión, para así poder tomar cerebralmente una medida reactiva más efectiva contra la acción atacante. Como en cualquier otra situación de máximo estrés, algunos de los policías que consiguieron inmovilizar la mano letal no recordaron después haber visto el cuchillo.”

Una vez más tengo que referir a Cecilio Andrade. En un trabajo publicado con su firma trata el asunto del arma blanca desde el punto de vista de un arma defensiva, para casos extremos. Yo, ahora, veo el tema desde otra perspectiva, desde el punto de vista de la victima. Por cierto, en el artículo de Andrade es muy interesante este dato: el 60% de las personas atacadas con armas de fuego sobreviven, pero el 60% de las agredidas con armas blancas fallecen. Tomemos nota. Esos datos coinciden con los de más de un informe técnico.
                                        
La inmensa mayoría de las plantillas policiales entrenan —si acaso lo hacen— supuestos policiales poco reales. Pocos cuerpos o unidades forman a sus funcionarios en el empleo del arma a distancias extremadamente cortas, cual pudiera ser la del contacto físico, imprescindible, cuando se recibe un ataque con machete. Siempre que puedo lo digo, hoy también: hay que modificar los programas de formación de los policías y de muchos cursos para instructores. Mientras no se reciclen planes y mentalidades, no se modernizará y adecuará el adiestramiento a la realidad que se vive día a día en las calles.”

Estoy absolutamente de acuerdo con Ernesto en éste último párrafo, y quiero comentar tres cosas al respecto:

-    1º En mi experiencia, la mayoría de incidentes ocurren casi siempre a estas distancias (para entendernos, la distancia de “¿Me permite su documentación caballero?). Cabe decir que NUNCA he recibido instrucción al respecto. La poca (y recalco, poca) instrucción recibida en la academia partía de premisas irreales, en las cuales se mantiene una distancia de seguridad que en la práctica real es a todas luces inviable (¿Quién identifica a una persona a 5 metros de distancia?....¿y, a gritos?).

-2º Desde el primer día que pisamos la academia nos bombardean con la idea de la debida “proporcionalidad de los medios”. Por supuesto que debe haber una proporcionalidad en nuestras actuaciones, lo que debe cambiar de una vez, es la estúpida idea de que un cuchillo no es un arma letal (y para ello me valgo de pruebas como las expuestas antes. Repito, NO manifiesto una opinión personal, expongo PRUEBAS. Sí alguien cree que estoy equivocado y que un agresor armado con un cuchillo no representa un riesgo letal, le reto a que me lo demuestre empíricamente. Es un ERROR inculcar en los futuros miembros de las diferentes FCS de nuestro país la idea de que no deben usar su arma ante una agresión con arma blanca. Eso no sólo conlleva un enorme riesgo para su integridad física, sino también para aquellos a quienes tienen que defender (el ciudadano) ya que, cuando ellos caigan ante ese agresor ¿Quién impedirá que caiga el civil inocente?

-3º Además de cambiar nuestra visión sobre este tema, y la de nuestros instructores, urge concienciar a la opinión pública sobre éste mismo tema. Es insostenible, que en este país un policía tenga más miedo a empuñar su arma, que a verse encañonado con una. Y todo por el desconocimiento de la justicia en cuanto a la peligrosidad del arma blanca y al escarnio gratuito de algunos medios de comunicación sensacionalistas que minimizan el ataque con un arma blanca como si de un peluche se tratara. El poder judicial debe conocer la realidad a la que se enfrenta el agente en la calle. Exigir que nuestros agentes se comporten como los héroes de las películas de acción es irreal e infantil, y produce un flaco favor a la acción de la justicia (por no decir un enorme daño al agente que no se siente respaldado en su actuación).

A continuación os dejo un par de videos que ilustran parte de lo expuesto:



Teoría de tueller o teoría de los 7 metros.




Cuchillo contra pistola ¿Cuál es más rápido?




Agresión a 4 policias en Nicaragua (¡¡Ojo, son escenas muy fuertes que terminan con la vida de varios compañeros!!)



LESIONES CON ARMA BLANCA

José. A. Blanco R.

lunes, 9 de marzo de 2015

9mm vs 5,56 Nato para la función policial

9mm Parabellum VS 5,56 NATO Para la función Policial


En los últimos años he notado como, numerosos cuerpos especiales policiales utilizaban, cada vez más, carabinas en el 5,56x45 y cada vez menos, los habituales subfusiles en el 9x19 parabellum, cosa que no lograba entender.

Para mi escaso conocimiento, el 5,56 era un calibre demasiado potente para utilizar en ambientes CQB que ponía en peligro los posibles rehenes o civiles por su excesiva penetración, ya que, dada su potencia, podría atravesar al objetivo y herir a civiles inocentes.

Yo mismo me he quejado en ocasiones de disponer de fusiles para ciertos servicios en lugar de subfusiles que consideraba más seguros para los civiles.

Entonces leí el artículo de Jorge Tierno Rey prublicado en su excelente blog (que os recomiendo encarecidamente), el blogdeltirotáctico que podéis encontrar íntegro en el siguiente enlace:


Y comencé a entender el porqué de esta elección.

Aún así, tras leer el artículo me asaltaron un montón de nuevas dudas (que es lo que hace un buen artículo: Dejarte con ganas de más) que he tratado de despejar en el siguiente artículo, pero la principal pregunta era:

¿QUÉ ES MEJOR PARA LA FUNCIÓN POLICIAL; 5,56 O 9MM?

Pero vamos por partes: Primero voy a resumir el artículo original.

Si os hiciera la pregunta ¿Qué calibre creéis que tiene mayor poder de penetración, un calibre de fusil como  el 5,56x45 (de por ejemplo un Cetme LC o un HK G36) o un calibre de pistola como el 9x19 parabellum de por ejemplo una beretta M92 o un HK MP5? Seguramente la inmensa mayoría respondería acertadamente que el calibre de fusil.

Sin embargo, si recurrimos a los excelentes trabajos que hay en Internet (cuidado que también los hay increíblemente malos) como el hecho por el Dr. Gary K. Roberts en su “Historia de la balística de heridas Miliar” veremos cosas muy interesantes.

Allí podemos observar figuras como la  siguiente donde se compara la penetración entre algunos calibres de fusil y de pistola con lo que podremos empezar a sacar algunas conclusiones, además de llevarnos algunas sorpresas.

Una vez comprobamos que no hay tanta diferencia de penetración en tejido blando (Gelatina Balística al 10% que imita la densidad del tejido humano), cabe preguntarnos qué calibre tendrá mayor capacidad de penetración tras atravesar una barrera intermedia (como una pared de pladur, un tabique, etc. Vamos, lo que coloquialmente llamamos “bala perdida”).  Y aquí tenemos la segunda sorpresa.
En la imagen de abajo podéis ver como un 9mm parabellum con proyectil encamisado (los usuales en algunas FCSE) penetra mucho más que un proyectil de fusil del 5,56 con proyectil igualmente encamisado (algo más de 50 centímetros contra las poco más de 20 centímetros del fusil). Con lo que, en consecuencia, Un fusil de asalto resultará mucho menos peligroso en el uso en población que el clásico subfusil, y dando sentido por tanto, al uso, cada vez mayor de los fusiles de asalto por las unidades policiales.

Se utilizó como barrera intermedia una sección estándar de pared interior formada por dos planchas de pladur de 1’25 cm. de espesor, separadas 8’9 cm. entre sí, quedando el bloque de gelatina balística separado 46 cm. de la segunda plancha de pladur.
Hasta aquí el resumen del artículo anteriormente citado el cual no puede ser más claro.
 Sin embargo, a mí me asaltaron ciertas dudas al leer este artículo.

-          La gráfica utilizada cuenta con que el proyectil de 5,56 fragmente (o sea, que se rompa) al alcanzar el objetivo, con lo que la penetración se reduce muchísimo. Teniendo en cuenta que este calibre necesita un mínimo de XXXm por segundo para que el proyectil fragmente, y que la velocidad en boca de una carabina M4 de XX pulgadas es de XXm, resulta probable que no todos los proyectiles logren fragmentarse al alcanzar el blanco y, de ser así, ¿Qué penetración tendría entonces ese mismo proyectil?

Así que me puse a buscar gráficas de penetración donde el proyectil no fragmentara para poder hacer la comparación y no tuve que ir muy lejos.



Arriba podéis observar como el proyectil que no fragmenta (el segundo por arriba) logra una mayor profundidad que otro de fusil que si lo hace (el tercero y cuarto por arriba).

Cabe señalar que esta gráfica representa la penetración sin barrera intermedia por lo que debe interpretarse correctamente.

En la primera gráfica se uso barrera intermedia y un proyectil del 5,56 FMJ  M855 de 62gr. Disparado a 892 m/s logrando poco más de 20 centímetros de penetración.

En la segunda gráfica, el mismo proyectil a 969 m/s logra más de 30 centímetros de penetración. Mientras que un proyectil de 52 gr a 984 m/s alcanza casi 50 centímetros de penetración.

Puntos a señalar:
-          En la gráfica 2 los proyectiles alcanzan mayor velocidad (puede ser debido a un cañón de mayor longitud o a que la velocidad en el primer caso se tomara después de atravesar la barrera intermedia) no lo sé.
-          El proyectil que no fragmenta es de menor peso que los que fragmentan, por lo que si se usase uno del mismo peso, es de suponer que la penetración aumentaría.

Conclusión:
-          Incluso con una barrera intermedia, el 9mm parabellum logra mayor penetración en tejido blando que un 5,56 sin ella y sin fragmentar. Lo sé, yo mismo me quedé boquiabierto cuando lo descubrí y por eso he querido compartirlo con vosotros.

Por supuesto, no debemos confundir la penetración en tejido blando (como el cuerpo humano o su análoga la gelatina balística) con la penetración en materia sólida como madera, metal, etc. Donde la munición de fusil aventaja notablemente a la de pistola.

Aún así, seguro que a partir de ahora miraremos de otra forma los fusiles de asalto en población.
Post: Como no me quedaba contento con los pocos datos que tenía, recurrí  a la web de brassfetcher:

Dónde pude consultar los resultados de penetración de diferentes proyectiles de ambos calibres. He elegido en cada calibre, los proyectiles que ofrecen la mínima y máxima penetración en gelatina balística al 10% sin barrera intermedia para que se vea claramente las diferencias entre ambos.

CALIBRE
MINIMA PENETRACIÓN
MÁXIMA PENETRACIÓN
5,56x45
40gr Nosler Ballistic Tip P223P = 11,1”
55gr Barnes TSX = 19,2 “
9x19
105gr Expanding FMJ = 9,5”
90gr Lawman Frangible 57905 = 20,2”

Como podéis observar, la diferencia de penetración es minúscula. Debo reconocer que esto me ha sorprendido mucho.




José. A. Blanco R.